jueves, 16 de septiembre de 2010

Historia de los gemidos y el vecino

El otro día conocí a mi vecino. Un tipo raro. Resulta que se acaba de mudar. Fui a sacar la basura, y me encuentro en el umbral del portal a un hombre hablando solo. Me acojoné bastante, la verdad. Él me vio y se deshizo en explicaciones:

-Perdone, es que estoy hablando solo.
-Ahh...eso me deja más tranquila.
-Bueno, no, en realidad estaba hablando con Carlos Gardel.
-De puta madre.

Yo mientras pensaba que debía ser fantástico que Carlos Gardel te siguiera a todas partes, te podría dar consejos, y cantar un tango si hace falta. El chollo en cuestión se llama Esquizofrenia. Mi vecino me siguió contando y al parecer estaba un poco jodido, y triste. Porque se había mudado de casa (claro, era mi nuevo vecino). Yo me sorprendí y le dije algo así como que es una tontería pegarnos tanto a las cosas materiales y él me contó su historia.

Vivía solo. Comía solo. Cenaba solo. Y por supuesto dormía solo. Una noche llegó del trabajo, cansado, se puso a hacer zapping, nada interesante en la televisión. De pronto se empezaron a escuchar unos gemiditos, de mujer, lentos, suaves. Mi vecino agudizó el oido, los gemidos se iban haciendo más y mas intensos hasta acabar en jadeos. Apagó la televisión. Los jadeos finalmente se colaron entre la puerta, y estubieron bailando en la habitación de mi vecino, sobre la cama, entre la ropa, por el suelo... Mi vecino rápidamente se quitó la ropa, apagó la luz y se dejó llevar.

Nunca durmió tan bien como aquella noche. Y la siguiente noche ocurrió lo mismo. Y la siguiente, y la siguiente...y así por mucho tiempo. No sólo su vida había cambiado, sino tambien la de todo el bloque. La gente se saludaba con un animo muy diferente en la escalera, eh?. Buenos días, buenos días! Se daban grandes abrazos. La vieja del tercero, que siempre se había negado a poner parabólica, en la última reunión de vecinos, ponga lo que sea, si esto es maravilloso! Pero la vecina de los gemidos, nunca iba a las juntas y mi vecino aún no la conocia. No sabía cómo era su rostro, pero me cuenta su vecino que un lunes había quedado con unos amigos, iban de caza, sabes? Se había puesto su mejor traje, su mejor corbata. Y ya estaba mirándose en el espejo, atusándose el pelo, dándose los últimos retoques antes de salir, cuando, en la habitación de al lado, enseguida, escuchó como su vecina entraba con alguien. Al rato, intuyó cómo la ropa caia, podía intuir los besos. Y al poquito, puntuales, los gemidos. Me cuenta mi vecino, que en ese momento, se quitó la americana, la colgó en la percha, se deshizo el nudo de la corbata, apagó la luz y faltó a su cita. Supo entonces mi vecino que estaba locamente enamorado de aquella mujer.

Y por eso se mudó, para estar lejos de ella y olvidarla, olvidar su mas terrible obsesión. Y me cuenta mi vecino, que de vez en cuando, él abre las ventanas de par en par, dice, que según afina el oido a lo lejos, puede escuchar el sonido, de una mujer gimiendo. Dice que es su antigua vecina, que le busca. No sé si será verdad, pero yo por si acaso, abro las ventanas.

El caso es que lo de mi vecino no acabó ahí, saben? Mi vecino se había enamorado perdidamente de aquella mujer así que se dio cuenta de que tenía que salir en su busca. Así que un día, como que no quiere la cosa, se volvió a pasar por su antigua casa, con la excusa de recoger el correo, se atrevió a situarse delante de la puerta de la mujer, y llamó tres veces, nadie le contestó. Así que, cuando ya se iba se encontró a la vecina, del tercero, la de la parabólica. Entonces le dijo que ya no vivía allí, que al poco de irse él, ella también se había ido. Así que, bueno, pero si quiere usted, le digo dónde trabaja. Total, que la vieja le dijo que trabajaba en la oficina del INEM. El INEM es el Instituto nacional de empleo, saben ustedes? Aquí tienen de eso? DA igual, no sirve absolutamente para nada. Ahí va la gente y busca trabajo. No pasa nada.
Total, que una mañana mi vecino se presentó a las puertas de su oficina. Y así fue, la encontró, tras la puerta de cristal. Dice que era exactamente igual a como la había imaginado, no me pregunten cómo. Despues de unos momentos de indecisión entró, se puso a la cola y finalmente le tocó.

-Es su primera vez?- preguntó ella.
-Como si lo fuera.
-Rellene este formulario.
-Si te hace feliz...
-Le tengo que hacer unas preguntas...
-yo tambien, pero luego
-Por ejemplo...formación?
El vecino lo pensó un poco y respondió finalmente:
-Se abrir una botella de cerveza con los dientes, Se algunas canciones de Silvio y de Gardel, las de Gardel de primera mano, de hecho, me las canta al oido. (pero eso no se lo dijo a ella). Conozco exactamente la situación de la estrella polar, asi que si fuera navegando nunca me perdería. Pero no, no se navegar, lo de la estrella polar quítelo-No me entiende.- Lo cortó ella- Me refiero a sus estudios.
-Ah...mis estudios, estudié perfectamente todas las barras de los bares de mi barrio, conozco perfectamente los efectos terapéuticos del mojito, estudié las espaldas de algunas mujeres.

La chica parecía un poco enfadada, al final le preguntó:
-Pero...vale, muy bonito, y en qué quiere trabajar el señorito?
-Bueno, me gustaría ser el bombero que le apaga los fuegos a mi vecina, me encantaría se probador de hamacas, para eso hay que saber dormir, y yo de eso sé un rato. Me encantaría ser el que le afina las guitarras a Eric Clapton, Me encantaría ser el cartero de PAblo Neruda, me encantaría ser el que le canta las nanas al subcomandante Marcos, jardinero en marte, desmantelador de misiles nucleares, pescador de los mares de la luna.

Mi vecino no consiguió trabajo, pero si su teléfono, que es algo mejor. Por fin, tuvieron la cita. Fueron al cine, y despues a un café. Ella le preguntó como la había encontrado, despues de hablar mucho y ambos darse cuenta de que encontraron su alma gemela, el se lo explicó. No mintió en esa ocasión, por que durante toda la noche se estubieron diciendo medias verdades medias mentiras, era su pacto, aunque nadie lo había premeditado. Creerse las mentiras del otro.

-Así que por mis gemidos...que interesante.
Entonces el se declaró, le dijo que la amaba, muchas cosas hermosas y verdades como puños, ella escuchaba atenta. Se hizo un silencio tenso.
-Um...
-No vas a decir nada?
-Si. Presentame a Carlos Gardel, que llevas hablando con el toda la noche.

Mi vecino sigue con la mujer. Despues de años y años...y vaya, era cierto. Menudas nochecitas.

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